Fevissela es una chica-mujer (o adulta-adolescente, como una personita muy querida me llamó una vez), que ha decidido empezar a escribir este blog en una de esas mini-crisis existencialistas que todos tenemos alguna vez. El cesto es muy grande, por si acaso, porque no sé muy bien todavía qué pensamientos y experiencias compartiré aquí, aunque pretendo escribir sobre todo aquello que me conmueva, me impresione, o me lleve a reflexión.
jueves, 5 de agosto de 2010
Sainetes y tacones
Ayer volvía a mi casa por la noche, después de pasar una estupenda velada de terraza, copas y música en directo, cuando me fijé en una pobre chica intentando andar con unos tacones de aguja que claramente le habían declarado la guerra. Ella iba muy bien arreglada, e intentaba parecer muy digna, pero era evidente lo mucho que estaba sufriendo con cada paso. Y me dije: ¿merece la pena pasar por ese tipo de torturas autoimpuestas por el mero hecho de que, supuestamente, una está más guapa, más estilosa, etc.? Durante la noche nos habíamos reído mucho por una metáfora acerca de los sainetes (piezas teatrales tragicómicas), al respecto de lo importante que son las apariencias, el "parecer" muy inteligente, muy capaz, "parecer" indispensable en este gran teatro en que muchas veces se convierte nuestra sociedad.
Pues la chica de los tacones era otra que se había disfrazado para el sainete, presta para salir a escena: hay que "parecer" más guapa, más sexy, etc., aunque sea a costa de sacrificar la comodidad, el disfrutar tranquilamente del paseo, renunciando también a ponerte una ropa y calzado con la que sientas que eres tú misma. No pude dejar de sentir cierta pena, la noche le había pasado factura.
En fin, en este mundo de apariencias a veces pienso que lo más difícil es saber cuándo alguien está en escena o si se ha quitado ya la máscara y el maquillaje, con tanto esfuerzo en sobreactuar que nos rodea. Y claro, muchos de ellos compiten por tener uno de los papeles principales, no quieren ser actores o actrices de reparto, de segunda. Y mucho menos los extras, aunque son igual de importantes, sin extras no hay película de romanos que valga ;).
Conocer de verdad a las personas, su esencia, y si son sinceros en sus actos, sus palabras, su indumentaria, es todo un reto. Otro reto aún más dificil es intentar mantener la autenticidad, la naturalidad, y la honestidad, que tus acciones sean consecuentes con lo que piensas, sientes y dices. Yo al menos lo intento, no sé si lo consigo. Verdaderamente vale la pena, porque entonces quienes se acerquen a ti será por lo que eres, no por el papel que representas. Es mejor que pasar la vida trabajando en un sainete como actriz mediocre.
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