Ya escribí un post sobre la vergüenza de los 902 en este páis. Vuelvo al blog para compartir una información que me ha indignado enormente, yo que estaba plácidamente comenzando a distrutar de unos días de pacífico asueto navideño...
Se trata de este anuncio en Facebook (y mira que yo entro poco en Facebook) donde un operador de telecomunicaciones dice descaradamente "Contrátame un 902, que yo te daré 7,5 ctos. de los 12 que recibo por minuto de cada llamada que recibas en tu número":
Y aquí el enlace al que te redireccionan:
Web de Dialoga
Aunque en su web se cuidan muy mucho de publicitar esa información claramente...
¡Esto es una auténtica vergüenza! Así dan todas las empresas la atención al cliente que dan: claro, normal, si con cada minutito que te tienen con la musiquilla pegado al auricular cabreándote como un mono van haciendo caja cling-cling ¿qué aliciente tienen para atenderte de forma eficiente? Ninguno. Todo el mundo gana: el operador, la empresa, la macro-economía, los mercados, etc. Todo el mundo menos el pobre consumidor que cada vez está más desprotegido, paga más por todo, gana menos dinero y le timan en más sitios y ámbitos.
¿Y alguien hace algo? Pues NO, N-A-D-I-E. Al menos que yo sepa. Señores de la CMT y del Ministerio, hablemos claro: Esto es como un 806, 803, 807, pero muuuucho más chollo, porque la gente está totalmente desinformada y no tiene ni repijolera idea de cuánto le van a cobrar, y lo puede utilizar cualquier empresilla de tres al cuarto que le dé la gana para ganar dinerito, sin informar de nada a quien llama que al menos debería tener derecho a saber que si llama, por ejemplo digamos a Menganitos, S.A. cada minuto que le tengan al teléfono está "regalando" X ctos. a las arcas de Menganitos, S.A.
Esto tiene su gracia si, por ejemplo, es a tu operador de telecomunicaciones (digamos, Naranjita, S.A.) a quien llamas porque tienes la línea estropeada y estás indicándole esta incidencia desde tu móvil (allí si que te "sablan" bien), con el consiguiente cabreo que llevas y encima tienes que pagarles para que te restablezcan la línea, porque son unos inútiles y te dan un servicio de pena!!! Es inaudito que en un país supuestamente "serio" se permita esto.
Como mínimo se debería informar al consumidor de que le están ESTAFANDO cuando llama a estos números, que distan muuuucho de ser gratuitos, ni tan siquiera baratos y obligar a los operadores a publicitar el número geográfico equivalente.
Vuelvo a recordar que hay iniciativas como No más números 900 donde al menos puedes intentar encontrar alguno y ahorrarte un dinero nada despreciable ... que ya pagamos todos religiosamente nuestros como mínimo 40€ al mes para tener ADSL+llamadas (no somos precisamente de los países más baratos de Europa, ni de los que mejor calidad y velocidades ofertan sus operadores) para que encima te sableén también por otro lado ...
En fin, ya me he desfogado un poquito, intentaré imbuirme del espíritu navideño nuevamente ;)
Fevissela es una chica-mujer (o adulta-adolescente, como una personita muy querida me llamó una vez), que ha decidido empezar a escribir este blog en una de esas mini-crisis existencialistas que todos tenemos alguna vez. El cesto es muy grande, por si acaso, porque no sé muy bien todavía qué pensamientos y experiencias compartiré aquí, aunque pretendo escribir sobre todo aquello que me conmueva, me impresione, o me lleve a reflexión.
sábado, 18 de diciembre de 2010
Y otra vez los 902 ...
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viernes, 29 de octubre de 2010
Mindfulness
Últimamente estoy algo estresada y tengo el blog un poco abandonado. Fundamentalmente es por temas laborales y también algún tema que otro personal (líos familiares básicamente). Pero no quiero hablar de ello. Y mucho menos de trabajo (me he prometido a mí misma no hablar en absoluto de trabajo en este blog, eso esta vetado). Mi tema de hoy va a ser el estrés y qué se puede hacer para sobrellevarlo mejor.
Hace algún tiempo leí en un libro sobre una técnica bastante novedosa llamada mindfulness, o "atención plena" que consiste en algo así como vivir únicamente el momento presente, centrarse en lo que sientes, lo que ves en cada momento, aceptando las sensaciones tal cual vienen, el malestar tal y como se manifiestan, sin preocuparse más allá, sin juzgar, sin luchar. Concentrarse de forma activa en el momento presente. La técnica tiene bastantes reminiscencias del budismo.
Parece fácil ¿verdad? O eso podemos pensar cuando estamos tranquilos, relajados o haciendo algo con lo que disfrutamos. Lo difícil es ponerla en práctica cuando estamos estresados, o en situaciones de presión, o se nos acumula la "faena", los pequeños problemas de la vida, los contratiempos. Y es que no somos conscientes de la ansiedad y hasta qué punto nos afecta y de cómo los factores externos llegan a controlarnos y mantenernos en una situación de constante estrés. Y eso a la larga tiene consecuencias. En mi caso lo somatizo de ciertas maneras que tengo muy claras, y soy perfectamente consciente de cuándo he sostenido mi nivel de estrés más allá de lo tolerable durante demasiado tiempo, porque mi cuerpo al final se "queja".
Pero bueno, volviendo al mindfulness, como estos días mi cuerpo se me ha venido quejando, he decidido intentar ponerla en práctica: "no te estreses ni te enojes", "no pienses en lo que tienes que hacer después, ni en las otras preocupaciones", "céntrate en lo que estás haciendo, pon toda tu atención", "no luches contra tu malestar, acéptalo y sigue con tu actividad", "presta toda tu atención a la persona con la que estés hablando, escúchala, o se plenamente consciente de las cosas que estás haciendo o viendo, no te distraigas con pensamientos que no tienen que ver con el momento presente", "pon tu atención en las personas, las cosas que ves por la calle, no estés preocupada en lo que tienes que hacer después, o en lo que te pasó hace un rato y te hizo sentir mal".
Reconozco que es harto difícil conseguir vivir así en todo momento. Pero es verdad que en las escasas ocasiones que he conseguido seguir estas máximas, he sentido como me relajaba, me sentía mejor y ponía los problemas y demandas acuciantes en otra perspectiva muy diferente. Supongo que, como todo, será cuestión de práctica. Pero la técnica me parece muy interesante, por la simplicidad del concepto. En esta sociedad uno de los problemas que tenemos es que vivimos demasiado preocupados por el futuro, ya no lejano, sino también inmediato: nos pasamos el día haciendo planes, planes para las vacaciones, planes para mañana, planes para esta tarde... y también preocupados, preocupados por lo que haré el año que viene, por lo que tengo que hacer en el trabajo, por ese problema que todavía no puedo solucionar, por los recados que tengo que hacer, las tareas pendientes... y con todo eso en la cabeza ¿cuándo vivimos en realidad? ¿qué pasa con ese tiempo, el "ahora", que es lo único real?
En fin, reconozco que la entrada me ha quedado muy psicológico-filosófica. Pero es lo que mi cuerpo y mi mente me pedían AHORA escribir :) Aquí dejo enlaces a algún artículo sobre el mindfulness, para quien le interese probar a sumergirse en la experiencia y alcanzar su Zen.
http://medina-psicologia.ugr.es/cienciacognitiva/?p=127
http://www.papelesdelpsicologo.es/vernumero.asp?id=1340
Hace algún tiempo leí en un libro sobre una técnica bastante novedosa llamada mindfulness, o "atención plena" que consiste en algo así como vivir únicamente el momento presente, centrarse en lo que sientes, lo que ves en cada momento, aceptando las sensaciones tal cual vienen, el malestar tal y como se manifiestan, sin preocuparse más allá, sin juzgar, sin luchar. Concentrarse de forma activa en el momento presente. La técnica tiene bastantes reminiscencias del budismo.
Parece fácil ¿verdad? O eso podemos pensar cuando estamos tranquilos, relajados o haciendo algo con lo que disfrutamos. Lo difícil es ponerla en práctica cuando estamos estresados, o en situaciones de presión, o se nos acumula la "faena", los pequeños problemas de la vida, los contratiempos. Y es que no somos conscientes de la ansiedad y hasta qué punto nos afecta y de cómo los factores externos llegan a controlarnos y mantenernos en una situación de constante estrés. Y eso a la larga tiene consecuencias. En mi caso lo somatizo de ciertas maneras que tengo muy claras, y soy perfectamente consciente de cuándo he sostenido mi nivel de estrés más allá de lo tolerable durante demasiado tiempo, porque mi cuerpo al final se "queja".
Pero bueno, volviendo al mindfulness, como estos días mi cuerpo se me ha venido quejando, he decidido intentar ponerla en práctica: "no te estreses ni te enojes", "no pienses en lo que tienes que hacer después, ni en las otras preocupaciones", "céntrate en lo que estás haciendo, pon toda tu atención", "no luches contra tu malestar, acéptalo y sigue con tu actividad", "presta toda tu atención a la persona con la que estés hablando, escúchala, o se plenamente consciente de las cosas que estás haciendo o viendo, no te distraigas con pensamientos que no tienen que ver con el momento presente", "pon tu atención en las personas, las cosas que ves por la calle, no estés preocupada en lo que tienes que hacer después, o en lo que te pasó hace un rato y te hizo sentir mal".
Reconozco que es harto difícil conseguir vivir así en todo momento. Pero es verdad que en las escasas ocasiones que he conseguido seguir estas máximas, he sentido como me relajaba, me sentía mejor y ponía los problemas y demandas acuciantes en otra perspectiva muy diferente. Supongo que, como todo, será cuestión de práctica. Pero la técnica me parece muy interesante, por la simplicidad del concepto. En esta sociedad uno de los problemas que tenemos es que vivimos demasiado preocupados por el futuro, ya no lejano, sino también inmediato: nos pasamos el día haciendo planes, planes para las vacaciones, planes para mañana, planes para esta tarde... y también preocupados, preocupados por lo que haré el año que viene, por lo que tengo que hacer en el trabajo, por ese problema que todavía no puedo solucionar, por los recados que tengo que hacer, las tareas pendientes... y con todo eso en la cabeza ¿cuándo vivimos en realidad? ¿qué pasa con ese tiempo, el "ahora", que es lo único real?
En fin, reconozco que la entrada me ha quedado muy psicológico-filosófica. Pero es lo que mi cuerpo y mi mente me pedían AHORA escribir :) Aquí dejo enlaces a algún artículo sobre el mindfulness, para quien le interese probar a sumergirse en la experiencia y alcanzar su Zen.
http://medina-psicologia.ugr.es/cienciacognitiva/?p=127
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viernes, 8 de octubre de 2010
La infidelidad
En mi entrada sobre los celos ya avisé de que la infidelidad da para hablar largo y tendido ... Así que heme aquí, pues hoy he tenido conocimiento de una historia de infidelidad bastante clásica, pero que no por eso me deja de piedra y empiezo a pensar si algún día conseguiré comprender del todo la naturaleza humana...
El caso es que una amiga me cuenta que una amiga suya acaba de enterarse de que su novio de un año y pico está liado con otra (y se ve que no es desde ayer, sino que llevan varios meses...).
El tío se lo ha montado muy bien: entre semana trabaja y queda con ella por las noches y el fin de semana se va a su pueblo porque quiere ver a la familia y es muy "hogareño" ... y claro, casi nunca la lleva a ella con él ¿por qué será? No hace falta ser muy avispado. El negocio es redondo, porque a la otra le dirá que si entre semana está muy cansado, o estresado o que si la abuela fuma y que solamente quiere quedar los fines de semana... En fin, hasta aquí el típico lío bígamo que a muchos tíos les encanta y les pone, y además les deja la conciencia muy tranquila porque "está muy bien hecho" y "no es culpa mía, yo quiero mucho a mi novia pero es que no lo puedo evitar". Para mí los mecanismos que operan en el cerebro de ese "macho alfa" son muy simples: el egoísmo en estado puro, el mirar solo por el disfrute particular de uno mismo, el desapego, el hedonismo y la falta de respeto y compromiso con una persona que te quiere y seguramente no te haría eso e incluso te lo llegaría a perdonar, y una buena dosis de cara dura y cinismo a partes iguales: "mientras no se entere no pasa nada, no sufre"(lo malo es que esta vez se ha enterado) ... Tal vez una relación que no marcha bien y me aburro pero no la dejo "porque estoy muy cómodo".
El funcionamiento del cerebro de la media naranja del interfecto (porque no merece otro calificativo) me parece más interesante y fascinante. Y es que esta chica tiene un problema grave: no está enfadada, ni furiosa, ¡ni parece celosa! -¿veis como los celos a veces no son tan malos? y en este caso están justificados- solamente le preocupa que él se enfade y la relación se malogre si le dice que lo sabe todo. Lleva varios días pensando qué hacer: si decírselo, no decírselo, hacer como si no pasase nada a ver si se cansa y deja a la otra ... parece que dejar esa relación tan destructiva no entra en sus planes.
Desde fuera se ve todo muy simple: "lo que tienes que hacer es dejarlo y punto, ese tío es un geta y no te quiere". Es de esas cosas que todo pitote ve tan claras, menos el que se encuentra envuelto en el embrollo. A mí no me ha pasado, o... bueno sí, cuando tenía 14 años me enteré de que mi noviete hacía un mes o así me la pegaba con otra en su pueblo, entonces le di una buena hostia y le dije "ahí te quedas" -mi jefe dice que soy muy "vehemente" y tal vez tenga razón, jeje. Quiero pensar que ahora también sería capaz de hacer algo parecido... En el pasado ya fui capaz de dejar una relación de 6 años porque al final me di cuenta de que había excesivo egoísmo en la otra parte y no me trataban como era debido -y no había cuernos ni nada grave de por medio, que si llega a haberlos no creo que hubiera llegado tan lejos en esa relación. Aunque reconozco que a veces se necesita tiempo, y pasar por confrontamientos varios, para tomar perspectiva desde dentro de la relación.
Bueno, volviendo al tema, la cosa es que encima de que te la están dando con queso a ti lo único que te preocupa es "que no se enfade, que no me deje, que deje a la otra..." en realidad el problema es una muy baja autoestima como persona, muy poco quererse a uno mismo, porque lo que te estás diciendo es "no merezco nada mejor", "si se va me quedaré sola, nadie me querrá", y una enorme dependencia del individuo en cuestión. Seguramente durante ese tiempo el tipo se ha hecho fuerte en la relación, ganando terreno poco a poco: "yo y mis circunstancias", "yo no quiero pasar más fines de semana contigo", "yo necesito ir al pueblo", "yo necesito esto", "yo decido aquello" ... "yo, yo y yo, y después también yo" ¿y dónde está el "nosotros"? Cuando se ha querido dar cuenta, esta chica ha visto como su "yo" ha desaparecido del mapa... De ahí a "yo necesito tener ligues para satisfacer mi ego machito" hay un solo paso ... al maltrato hay otro -no estoy diciendo que los infieles sean maltratadores ni muchísimo, no tiene nada que ver, pero es otra forma en la que se manifiesta el fenómeno del egoísmo y de ponerse por encima de la otra persona.
Y lo peor de la infidelidad no es el hecho en sí mismo: es la incertidumbre y desconfianza que se van haciendo fuertes "¿cómo fiarme de él, si ya me lo ha hecho una vez?". Una persona no puede vivir constantemente en ese estado de tensión y ansiedad, eso a la larga tiene un precio y se paga, y muy caro ... puedes perdonar una vez, dos, pero ... ¿cuántas más podrás? ¿y podrás soportar las dudas que te asalten siempre que no esté a tu lado? Pregúntatelo muy seriamente antes de seguir adelante con una relación marcada por la infidelidad... yo lo haría.
Conozco algunos casos de personas que se destruyen y se reconstruyen con las relaciones en función de los gustos de su pareja. Se olvidan de quiénes son -o eran- de sus gustos, sus intereses, e incluso sus amigos. Se centran en la otra persona, sus intereses, necesidades y apetencias, olvidándose de que el amor bien entendido empieza por uno mismo. Este es otro tipo de egoísmo un egoísmo saludable -el otro es un egoísmo interesado "pisoteador", que traspasa las barreras del respecto y el amor por la otra persona. ¿Cómo vas a querer a alguien si no te quieres a ti mismo ni un poquito? Eso es imposible, y cualquiera que diga lo contrario y piense que debe tolerar cualquier cosa de la otra parte contratante, porque es más valiosa, es que vive en una pseudo-relación de pareja muy poco saludable y probablemente auto destructiva y está perdiendo la gran ocasión de conocer algo mejor. Y cuanto antes tome conciencia de ello, mucho mejor para su felicidad y su salud mental y física en general.
El caso es que una amiga me cuenta que una amiga suya acaba de enterarse de que su novio de un año y pico está liado con otra (y se ve que no es desde ayer, sino que llevan varios meses...).
El tío se lo ha montado muy bien: entre semana trabaja y queda con ella por las noches y el fin de semana se va a su pueblo porque quiere ver a la familia y es muy "hogareño" ... y claro, casi nunca la lleva a ella con él ¿por qué será? No hace falta ser muy avispado. El negocio es redondo, porque a la otra le dirá que si entre semana está muy cansado, o estresado o que si la abuela fuma y que solamente quiere quedar los fines de semana... En fin, hasta aquí el típico lío bígamo que a muchos tíos les encanta y les pone, y además les deja la conciencia muy tranquila porque "está muy bien hecho" y "no es culpa mía, yo quiero mucho a mi novia pero es que no lo puedo evitar". Para mí los mecanismos que operan en el cerebro de ese "macho alfa" son muy simples: el egoísmo en estado puro, el mirar solo por el disfrute particular de uno mismo, el desapego, el hedonismo y la falta de respeto y compromiso con una persona que te quiere y seguramente no te haría eso e incluso te lo llegaría a perdonar, y una buena dosis de cara dura y cinismo a partes iguales: "mientras no se entere no pasa nada, no sufre"(lo malo es que esta vez se ha enterado) ... Tal vez una relación que no marcha bien y me aburro pero no la dejo "porque estoy muy cómodo".
El funcionamiento del cerebro de la media naranja del interfecto (porque no merece otro calificativo) me parece más interesante y fascinante. Y es que esta chica tiene un problema grave: no está enfadada, ni furiosa, ¡ni parece celosa! -¿veis como los celos a veces no son tan malos? y en este caso están justificados- solamente le preocupa que él se enfade y la relación se malogre si le dice que lo sabe todo. Lleva varios días pensando qué hacer: si decírselo, no decírselo, hacer como si no pasase nada a ver si se cansa y deja a la otra ... parece que dejar esa relación tan destructiva no entra en sus planes.
Desde fuera se ve todo muy simple: "lo que tienes que hacer es dejarlo y punto, ese tío es un geta y no te quiere". Es de esas cosas que todo pitote ve tan claras, menos el que se encuentra envuelto en el embrollo. A mí no me ha pasado, o... bueno sí, cuando tenía 14 años me enteré de que mi noviete hacía un mes o así me la pegaba con otra en su pueblo, entonces le di una buena hostia y le dije "ahí te quedas" -mi jefe dice que soy muy "vehemente" y tal vez tenga razón, jeje. Quiero pensar que ahora también sería capaz de hacer algo parecido... En el pasado ya fui capaz de dejar una relación de 6 años porque al final me di cuenta de que había excesivo egoísmo en la otra parte y no me trataban como era debido -y no había cuernos ni nada grave de por medio, que si llega a haberlos no creo que hubiera llegado tan lejos en esa relación. Aunque reconozco que a veces se necesita tiempo, y pasar por confrontamientos varios, para tomar perspectiva desde dentro de la relación.
Bueno, volviendo al tema, la cosa es que encima de que te la están dando con queso a ti lo único que te preocupa es "que no se enfade, que no me deje, que deje a la otra..." en realidad el problema es una muy baja autoestima como persona, muy poco quererse a uno mismo, porque lo que te estás diciendo es "no merezco nada mejor", "si se va me quedaré sola, nadie me querrá", y una enorme dependencia del individuo en cuestión. Seguramente durante ese tiempo el tipo se ha hecho fuerte en la relación, ganando terreno poco a poco: "yo y mis circunstancias", "yo no quiero pasar más fines de semana contigo", "yo necesito ir al pueblo", "yo necesito esto", "yo decido aquello" ... "yo, yo y yo, y después también yo" ¿y dónde está el "nosotros"? Cuando se ha querido dar cuenta, esta chica ha visto como su "yo" ha desaparecido del mapa... De ahí a "yo necesito tener ligues para satisfacer mi ego machito" hay un solo paso ... al maltrato hay otro -no estoy diciendo que los infieles sean maltratadores ni muchísimo, no tiene nada que ver, pero es otra forma en la que se manifiesta el fenómeno del egoísmo y de ponerse por encima de la otra persona.
Y lo peor de la infidelidad no es el hecho en sí mismo: es la incertidumbre y desconfianza que se van haciendo fuertes "¿cómo fiarme de él, si ya me lo ha hecho una vez?". Una persona no puede vivir constantemente en ese estado de tensión y ansiedad, eso a la larga tiene un precio y se paga, y muy caro ... puedes perdonar una vez, dos, pero ... ¿cuántas más podrás? ¿y podrás soportar las dudas que te asalten siempre que no esté a tu lado? Pregúntatelo muy seriamente antes de seguir adelante con una relación marcada por la infidelidad... yo lo haría.
Conozco algunos casos de personas que se destruyen y se reconstruyen con las relaciones en función de los gustos de su pareja. Se olvidan de quiénes son -o eran- de sus gustos, sus intereses, e incluso sus amigos. Se centran en la otra persona, sus intereses, necesidades y apetencias, olvidándose de que el amor bien entendido empieza por uno mismo. Este es otro tipo de egoísmo un egoísmo saludable -el otro es un egoísmo interesado "pisoteador", que traspasa las barreras del respecto y el amor por la otra persona. ¿Cómo vas a querer a alguien si no te quieres a ti mismo ni un poquito? Eso es imposible, y cualquiera que diga lo contrario y piense que debe tolerar cualquier cosa de la otra parte contratante, porque es más valiosa, es que vive en una pseudo-relación de pareja muy poco saludable y probablemente auto destructiva y está perdiendo la gran ocasión de conocer algo mejor. Y cuanto antes tome conciencia de ello, mucho mejor para su felicidad y su salud mental y física en general.
viernes, 24 de septiembre de 2010
Las grandes ventajas de los 902
Pues sí, como otros "grandes avances" tecnológicos, con los 902 claramente vivimos mucho mejor. La idea original de estos números inteligentes no es mala, sino todo lo contrario. En principio son muy útiles y, en aquellos tiempos cuando no existía la tarifa plana de que muchos disfrutamos ahora, y las llamadas interprovinciales eran carísimas, evitan que un usuario de Córdoba, por ejemplo, tenga que pagar mucho más que un madrileño por llamar a una gran empresa con la sede de atención al cliente en Madrid. Los servicios de red inteligente son muy útiles y tienen mucho sentido, pero en grandes empresas y corporaciones.
Pero, actualmente, los 902 han sido desvirtuados y se utilizan como un medio para sangrar al pobre consumidor hasta el tuétano. Ahora que ya consiguen sacarnos a muchos de nosotros de 40 euros para arriba en internet+llamadas nacionales, los grandes (y no tan grandes) operadores se han percatado de que, claro, han perdido ese dinerito en minutitos contantes y sonantes de tráfico de llamadas. Por eso, los grandes "gurús" han descubierto el rey midas de las llamadas de teléfono: "Como las llamadas nacionales no las cobramos ya... ¿por qué no sustituimos todo número posible por un 902?" Está fenomenal: ahora para llamar a la verdulería de la esquina hay que teclear un 902 ... (claro es que tiene 100 sucursales y 50 centralitas, y es necesario tener un 902 para gestionar todo eso).
La tarifa plana ha pasado a servir únicamente para llamar a tu madre y poco más. Y encima el incauto usuario del servicio telefónico a veces confunde los 902 con números 900 (gratuitos). Menos mal que cada vez estamos más avisados, y ya los tenemos más bien asociados a los 803 y 806 (más que nada porque las "facturitas" pueden venir colmaditas si te pasas mucho rato con el auricular a la oreja esperando a la señorita que te dice insistente "no se retire, en breve le antederemos").
Y mientras tanto los señores del Ministerio y de la CMT, mirando para otro lado y haciendo la vista gorda. Claro, es que los operadores pobrecitos tienen que vivir, que todavía no sablean bastante al usuario (aparte del pésimo servicio que dan muchos de ellos) ... y no nos engañemos, esto es algo que les da "dinerito fácil" y no van a renunciar a ello. Con lo fácil que sería obligarles a publicitar los números fijos que hay debajo del 902 ... Menos mal que hay iniciativas como "no mas números 900" que muchas veces dan resultado y te ahorran un dinero nada despreciable... pero manda güevos tener que perder el tiempo en internet buscando el tan preciado número 91, 93, etc. Viva la defensa de los derechos del consumidor en este país.
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martes, 21 de septiembre de 2010
Menú del día 7,50 (incluye bebida, café y mala leche infinita)
Hoy he tenido el "placer" de comer en uno de esos "restaurantes de barri" al que, ya advierto de antemano, no tengo intención ninguna ni ganas de volver. La verdad es que hacía tiempo que no topaba con una camarera tan "borde". No daré el nombre del establecimiento, pues estoy intentado olvidarlo, y tampoco es plan de joder al prójimo y además, oiga, debo reconocer que mal no se comía y salía bastante económico el medio menú (es lo que me ha decidido a entrar, pues no tenía tanta hambre para un menú entero, lo cual es una suerte pues me ha librado de un primer plato con ese trato tan "cariñoso"). Pero como es llamativo y muy poco frecuente encontrar tal compendio de "lindeces" y tanta "gracia resalá" conjugados en una misma persona y un mismo día, no he podido por menos que escribirlo aquí. Porque me ha llegado al alma tanta antipatía junta y, más que enfadarme, al final la situación me ha divertido bastante (eso sí, diré que ya no he tenido arrestos para tomar café).
Bueno, comencemos. En primer lugar he de reconocer que me he personado en el local a horas un tanto intempestivas (las 3 y media pasadas) pero en mi descargo también diré que muy educadamente he preguntado si todavía era posible comer. A lo cual la protagonista de esta entrada me ha contestado con un lacónico "sí". He intuido que debía seguirla, y allí me ha dejado tirada en medio del comedor mientras ella buscaba unos cubiertos y el clásico mantelito de papel individual. Después me ha espetado con un tono bastante brusco que dónde quería sentarme y, como he dudado un segundo, la interfecta por su cuenta y riesgo ha decidido colocarme en la única mesa que daba la espalda a la tele -un gran detalle privarme de la tele, teniendo en cuenta que iba sola y el comedor estaba casi vacío- y además, bastante coja -la mesa, no ella, que tampoco era manca. Pero bueno, he visto que solo había anuncios y el típico telefilme de coger la siesta y he decidido que no valía la pena rechistar, no cosa fuera que la bruja sacara la escoba y me sacudiese, o me clavase el cuchillo de postre en los higadillos.
Tras esta calurosa acogida, mi simpática camarera me ha preguntado si estaba cómoda y todo era de mi agrado (es broma), y ha pasado a tomar nota. He pedido medio menú del día: chuletas a la plancha con verduras de guarnición (en el menú las opciones de guarnición eran ensalada, patatas fritas o verduras). Mientras tanto ha traído la bebida, con cara de no haber echado un kiki como dios manda en muuuuuucho tiempo, y un cestito de pan-goma con mosquitas de la fruta revoloteando por encima, a modo de acompañamiento (menos mal que mi religión me aconseja no comer mucho pan).
Tras unos agradables ejercicios de cuello para ver la tele, al son de un "plaf" en la mesa ha aterrizado el plato de chuletas, con ensalada y sin explicaciones. Cuando he osado valientemente preguntar por mis verduras, he obtenido una cara de mala baba y un "es que no había verdura de guarnición", acompañado de un implícito "¿es que eres tonta o qué? no me hagas perder el tiempo ...". Ya no he tenido el tamaño atrevimiento de pedirle la vinagrera para aliñar la ensalada y me he levantado yo misma a cogerla de otra mesa. Cuando volvía a mi sitio me he cruzado con mi simpática amiga, entorpeciendo su decidida marcha durante una milésima de segundo y ganándome una mirada de las que si matasen yo ya estaría bien tiesa y fulminada... He optado por refugiarme en mi plato, iniciando la danza-de-la-mesa-coja al ritmo del cuchillo contra la carne.
Eso sí, rapidez en el servicio no tengo queja ninguna: apenas estaba acabando de dar cuenta de mis chuletas y ya ha venido a tomar nota del postre, pillándome con la boca completamente llena. Situación harto incómoda, pues odio hablar en esas circunstancias, pero mucho más me incomoda tener a un genuino cardo borriquero plantado ante mí esperando respuesta. La tarta no era casera, pero el cardo me ha informado de que tenían una mousse de limón que sí lo era. Cuando me la ha traído he descubierto, maravillada, que era una mousse de limón casera con sabor a coco totalmente deliciosa (si llegarán a innovar hoy en día que han logrado hacer crecer cocos en los limoneros) y, de verdad, que ya me ha entrado la risa floja con todo aquello.
Finalmente he decidido que "café no quiero, gracias, ¿dónde se paga?" y, tras intentar la buena mujer cobrarme el precio del menú completo en lugar del medio menú, me he despedido huyendo cual alma que lleva el diablo de tan confortable y delicioso lugar, no sin antes prometerme a mí misma reunir muy buenos motivos antes de volver a osar cruzar su puerta. No me había encontrado con una camarera tan borde desde aquella vez que quisieron endosarme un yogur caducado bajo el pretexto de "no está caducado, ¡es que la fecha esa es del año que viene!" (previamente ya había endosado a una amiga un plato de coliflor suplantando a la col que ella había pedido, hay testigos).
Para compensar, a café me ha invitado un camarero ultra-simpático que estaba aburrido secando la lluvia de las sillas y mesas en una terraza, y prácticamente me ha obligado a sentarme cuando pasaba por allí. Juro que le he dicho que no quería café, pero ha entrado al asalto, insistiendo en invitarme y colocarme en la terraza desierta (las técnicas de marketing cada día son más agresivas, vive Dios). Además, recordemos que no había tomado café, con lo cual también he sido más fácil de convencer. Me ha dado palique, me ha invitado a café, y me ha llamado guapa y preciosa gratis también, más no se puede pedir la verdad. Parece como si los hados hubieran decidido premiarme de alguna manera tras mi áspera experiencia en el restaurante-de-nunca-jamás. ¿Será verdad eso del ying y el yang? ¿Que cada polo tiene su opuesto y que después de la tempestad viene la calma? ¿que el bien y el mal son dos caras de la misma moneda? Desde luego esta tarde ha sido de extremos radicales: creo que he conocido a la camarera más borde y al camarero más simpático y resalado de mi barrio, todo en menos de una hora y a menos de 500 metros de mi casa. Para que luego digan que es necesario viajar mucho para conocer gente, culturas y costumbres diferentes y exóticas, jeje.
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miércoles, 15 de septiembre de 2010
SCARIOLO DIMISIÓN
BALONCESTO. Sí, BA-LON-CES-TO, con todas las sílabas. Ay, qué nostalgia me ha entrado estos días de aquella celebración allá por septiembre de 2006, con Pepu diciendo estas sílabas en voz bien alta y reivindicando este gran deporte. Esta vez, las sílabas que yo utilizaría son DE-CEP-CIÓN, con un amargo sabor de boca. En fin, estos días he tenido bastante sobredosis de ver partidos de basket del Mundobasket de Turquía y, de verdad que no reconozco a mi querida selección. Sí estoy muy orgullosa de los jugadores, veo que todos y cada uno se han dejado la piel en la pista, pero aquel espíritu del equipo 2006 en mi opinión se ha esfumado. Solo ha reaparecido en breves minutos, como por ejemplo esa pedazo remontada ante Argentina en el partido para el quinto puesto, aunque al final no sirviera de nada.
La selección ya no juega como estábamos acostumbrados y eso es un hecho. Y es verdad, se puede notar la falta de Pau, y la de Calderón, pero me parece que debemos recordar que la final de Japón 2006 se ganó sin Pau en la pista, con un gran partido del resto del EQUIPO. Porque eso es lo que eran, un equipo compacto y sin fisuras, que se merendaban a los americanos con sus grandes estrellas y sus individualidades, y a quien hiciera falta. Porque el todo siempre es mayor que la suma de las partes. O al menos así debería ser en baloncesto, tal y como yo lo veo.
No se trata de buscar culpables, pero diré que no me gusta nada de nada el estilo de juego de esta selección desde que Scariolo la dirige. La defensa no es la misma, la garra del equipo no es la misma, el equipo está casi siempre "espeso", se hacen unos cambios incomprensibles a veces y unos sistemas de juego hiper-complejos y en muchas ocasiones nada efectivos. Y pese a que ganamos el europeo de 2009, en mi opinión es porque tenemos grandes jugadores, pero ya en aquel campeonato se notó mucho el cambio. Yo no sé si Scariolo es buen o mal entrenador, pero me parece que la conjunción entrenador-equipo no está funcionando demasiado bien, la verdad. Y resulta chocante, cuando menos, que se destituyera por unas razones bastante oscuras a un entrenador, Pepu Hernández, que imprimió aquel estilo de juego que tan bien iba a nuestros jugadores, que venía de ganar un mundial y ahora, cuando hemos quedado sextos tras un mundial así de gris, no esté claro si se va a estudiar hacer algún cambio. ¿Por qué no se plantean siquiera cambios, cuando ahora sí que hay motivos claros para preocuparse, problemas de verdad? Porque si la selección va a seguir haciendo este tipo de baloncesto en el europeo de Lituania, o en las Olimpiadas 2012, casi prefiero que ni se clasifiquen, así al menos me ahorro el mal rato.
Decepción la del mundial, pero preocupación porque a ver si ahora vamos a desaprovechar a una de las mejores generaciones de jugadores que hemos tenido... y nostalgia, muchísima nostalgia de aquellos tiempos en que teníamos muy claro a lo que jugábamos y a nuestros chicos se les llamaba los "chicos de oro" ...
En fin, que me sumaré al clamor popular que pulula últimamente por la web "SCARIOLO DIMISIÓN"!!
La selección ya no juega como estábamos acostumbrados y eso es un hecho. Y es verdad, se puede notar la falta de Pau, y la de Calderón, pero me parece que debemos recordar que la final de Japón 2006 se ganó sin Pau en la pista, con un gran partido del resto del EQUIPO. Porque eso es lo que eran, un equipo compacto y sin fisuras, que se merendaban a los americanos con sus grandes estrellas y sus individualidades, y a quien hiciera falta. Porque el todo siempre es mayor que la suma de las partes. O al menos así debería ser en baloncesto, tal y como yo lo veo.
No se trata de buscar culpables, pero diré que no me gusta nada de nada el estilo de juego de esta selección desde que Scariolo la dirige. La defensa no es la misma, la garra del equipo no es la misma, el equipo está casi siempre "espeso", se hacen unos cambios incomprensibles a veces y unos sistemas de juego hiper-complejos y en muchas ocasiones nada efectivos. Y pese a que ganamos el europeo de 2009, en mi opinión es porque tenemos grandes jugadores, pero ya en aquel campeonato se notó mucho el cambio. Yo no sé si Scariolo es buen o mal entrenador, pero me parece que la conjunción entrenador-equipo no está funcionando demasiado bien, la verdad. Y resulta chocante, cuando menos, que se destituyera por unas razones bastante oscuras a un entrenador, Pepu Hernández, que imprimió aquel estilo de juego que tan bien iba a nuestros jugadores, que venía de ganar un mundial y ahora, cuando hemos quedado sextos tras un mundial así de gris, no esté claro si se va a estudiar hacer algún cambio. ¿Por qué no se plantean siquiera cambios, cuando ahora sí que hay motivos claros para preocuparse, problemas de verdad? Porque si la selección va a seguir haciendo este tipo de baloncesto en el europeo de Lituania, o en las Olimpiadas 2012, casi prefiero que ni se clasifiquen, así al menos me ahorro el mal rato.
Decepción la del mundial, pero preocupación porque a ver si ahora vamos a desaprovechar a una de las mejores generaciones de jugadores que hemos tenido... y nostalgia, muchísima nostalgia de aquellos tiempos en que teníamos muy claro a lo que jugábamos y a nuestros chicos se les llamaba los "chicos de oro" ...
En fin, que me sumaré al clamor popular que pulula últimamente por la web "SCARIOLO DIMISIÓN"!!
domingo, 5 de septiembre de 2010
La regia León
Estos días atrás he tenido la oportunidad de conocer León, por gentileza de J. Confesaré que únicamente sabía de la catedral y el parador de San Marcos, y que era una ciudad de tapitas muy ricas por lo que J. me había comentado. Pero en la ciudad me aguardaban otras muchas gratas sorpresas...
Una de las primeras fue descubrir los soprendentes murales del ayuntamiento, pintados por un tal Vela Zanetti. Resultó ser un leonés de adopción, nacido en un pueblecito de Burgos. Tanto me gustaron los murales que mi solícito guía me llevó inmediatamente a ver los cuadros y murales expuestos en la fundación que lleva su nombre. Sin ser yo ni aficionada, ni mucho menos entendida en pintura, quedé muy impresionada por la enorme expresividad de sus pinturas.
León es una de esas grandes desconocidas, ciudad antaño plagada de condes, caballeros e hidalgos de rancio abolengo, todos con su palacio más o menos lujoso y su escudo de armas, y algunos con más hambre que otros, pero eso sí: siempre bravos, dignos y luchadores. Y si no que se lo pregunten a las seis serpientes que salen del cesto de los Guzmanes, advirtiendo a sus enemigos de su suerte si se les ocurría atacarles ... Y como contraste al palacio de los Guzmanes, justo al lado el modernista Gaudí dejó también su impronta con la casa Botines, y su San Jordi (o Jorge) y su dragón.
La ciudad respira historia toda ella. Aunque pueda parecer lo contrario, no es el animal quien da nombre a la ciudad, sino más bien al revés. Curiosa costumbre esa que tenían antaño de acuñar como insignia un animal cuyo nombre tuviera un sonido parecido al de la ciudad, como "dragón" en el caso de "Aragón". León se deriva de la evolución de la palabra "Legio" (por la Legio VII, campamento romano ubicado donde ahora descansa la ciudad, dicen que acaban de descubrir incluso una Legio VI ...). Vamos, que la ciudad es mayor de edad: tiene unos 2.000 añitos, más o menos (para que luego otros hablen de su "hecho histórico diferencial").
Después tuvieron reyes cristianos para dar y regalar: multitud de Urracas y Alfonsos varios (hasta 9 tuvieron) y alguna Sancha que otra ... ahora lo que queda de ellos se encuentra en el panteón de los reyes en San Isidoro. Gracias a las hordas de bárbaros de un tal Napoleón sus ordenadas e inmaculadas tumbas quedaron transformadas en cuadras y abrevaderos, sus huesos esparcidos, revueltos y remezclados, y ahora es misión imposible saber quién era quién (aunque dicen haber identificado a dos de ellos, pero yo me pregunto cómo lo han conseguido, porque hasta donde yo sé los reyes de entonces no se sacaban muestras de ADN ni células madre para ahora poder contrastarlas... en fin misterios de la ciencia). Pero lo que sí sobrevivió a la guerra de la independencia fueron los frescos románicos del panteón, con su color original y dignos de contemplarse, sobre todo acompañados de una buena explicación de la guía, como fue el caso.
No, no me he olvidado de la catedral estilo Notre-Damme, sus monumentales vidrieras (probablemente de las más grandes que he visto), y su ángulo-tipo para la foto panorámica donde todo fotógrafo profesional y amateur quiere colocarse ;)
León tiene de todo, pues: muralla, catedral, palacios y hasta su plaza mayor con ayuntamiento de mentiras y bares inmutables al paso del tiempo como el casa Benito, con las mismas jarras de barro y bancos de madera de hace medio siglo (y con precios que recuerdan esa época, lo cual se agradece)
Y no hablemos de paisajes. Aunque pueden no ser los más bonitos, los páramos pletóricos de trigo a mí me encantan. Es como estar en una especie de océano amarillo, o en el desierto. Será que soy de sitio más bien montañoso que aquello de las planicies inmensas me encanta. Pero también tienen montaña para escalar. Y ríos que se pierden en hoces escarpadas. Y hasta cuevas misteriosas donde crecen fantasmas, hadas y vírgenes con niños, y que pretenden ser aquella gruta donde Julio Verne dio rienda suelta a su imaginación al querer viajar hasta el centro de la tierra ... menos mal que nosotros volvimos a salir a la luz, pese a que teníamos un guía de lo más optimista, como ese rubito paisano suyo que sale en "Desafío extremo". Estuvo muy bien, aunque fuera la visita "normal" y no la "especial" ;)
Pero lo mejor de todo llega al caer la noche, la ciudad ofreciendo la verdadera personalidad y gustos de los leoneses: salir, y comer, y beber, y reirse. Como Dios manda. Esos vinitos, esos cortos (y algún butano de vez en cuando, para no caer en redondo). Ese sabroso picadillo, tan "ligerito" no apto para novatos preocupados por una posible mala relación mucha bebida-poca comida. Pero bueno, por si te has quedado con hambre, todo ello lo puedes rebajar muy bien al día siguiente con un frugal piscolabis en esas bodegas auténticas excavadas en la montaña donde ahora además de vino puedes encontrarte con un chuletón, un entrecot o unas modestas "chuletitas".
En fin, me despedí muy satisfecha de la ciudad, diciendo adios también a mi vasco-leonés favorito. Hasta el dios fumeta que guardaba una de sus puertas me dijo adios con cierta pena, me pareció. O tal vez hasta luego.
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miércoles, 25 de agosto de 2010
Los celos
¿Quién no los ha sufrido alguna vez? Se siente una fuerte opresión en la boca del estomago y una especie de angustia en el pecho, de pronto te cuesta respirar. El pulso se acelera, notas las palpitaciones, la sangre fluye con fuerza hacia las sienes impidiéndote pensar con claridad y de repente te das cuenta de que acabas de perder el control: la razón se te está nublando. Esa sensación de rabia contenida, de angustia y resentimiento profundo contra aquello que percibes peligrosamente amenazador para tu seguridad, tu algo especial con tu alguien querido, desencadena una serie de reacciones físicas y psicológicas en nosotros que quien más quien menos, ha tenido ocasión de experimentar en alguna que otra ocasión. Ahí los tienes: son los celos. Artífices de las más intensas tragedias amorosas en la ficción y causantes de numerosos dramas familiares cuando se convierten en una obsesión enfermiza que concluye en acoso, tortura psicológica, maltrato, y en el peor caso asesinato. No puedo dejar de nombrar esa película de Icíar Bollaín "Te doy mis ojos", fantástica y terrible a la vez, nunca olvidaré aquella escena donde la protagonista se orina encima del miedo que le invade ante la presencia de su marido.
Pero bueno, no son de esos celos de los que quería hablar hoy. Sin considerarme una persona celosa (en mis relaciones nunca he sido posesiva, ni desconfiada sino todo lo contrario, ni ando preguntando cuándo entras y cuándo sales, y dónde has estado y con quién andas, o "te he visto mirando a esa" a todas horas, o la variante no-me-fío-de-dejarte-solo-ni-un-minuto), en algunas ocasiones he vivido la experiencia que describía al principio.
En esos casos nuestro cerebro está dividido, un hemisferio (el izquierdo, el racional, frío, analítico y calculador) se percata de la situación y le dice al alocado hemisferio derecho "¿Pero qué te pasa? Tranquilízate, no seas tan visceral, ¿no te das cuenta de que no tienes motivo? Son tonterías que se han infiltrado en tus neuronas ¡tienes que deshacerte de esos pensamientos absurdos!". Pero el derecho le dice "¡Cállate! Siempre tienes que estar racionalizándolo todo, no te soporto, siempre con tu frialdad ¿no ves que ya no nos quiere como antes? ¿que prefiere a otras? ¿que ya no le gustamos? ¿que nos va a abandonar cualquier día de estos por otra más guapa o mejor? ¡Deja de analizar con tu fría lógica y haz algo rápido o todo se va a ir a hacer puñetas!"
Y en ese diálogo lo deseable sería que a la larga saliese vencedor el hemisferio izquierdo (siempre y cuando los celos sean infundados, claro está, porque si hubiera razones de peso... lo normal para mí en ese caso es la separación, aunque aquí entraríamos en la disquisición de si deben tolerarse o no las infidelidades, lo cual en mi opinión merece una entrada al margen de esta). Pero claro, no siempre triunfa la razón como bien sabemos y a veces la cosa termina en desgracia ... Sin embargo, y aún mereciendo mi más profunda desaprobación ese tipo de celos compulsivos y paranoicos, pienso que tampoco es mal síntoma algún "pellizco" de celos de vez en cuando porque hasta donde yo sé, las relaciones amorosas las capitanea sobre todo nuestro hemisferio derecho, el intuitivo, el apasionado, el creativo, el poeta, el romántico. Y si nuestro querido hemisferio derecho no tiene capacidad de enfadarse o alterarse de ciento en viento, entonces posiblemente es que el pobrecito está sumido en un letargo demasiado profundo. A veces también los celos pueden ser un aviso de alguna pequeña carencia, como cuando se te cae el pelo porque te faltan vitaminas o minerales.
Yo no soy de las que se me mosquean cuando pillo in-fraganti al ladrón con las manos en la masa mirándole las domingas a la de al lado en la playa, o las piernas y el culo a la de la minifalda (aunque tampoco es que disfrute precisamente con ello, claro, pero tengo asumido ya a estas alturas que no lo pueden evitar, lo que pasa es que algunos son más disimulados o se cortan más que otros...). También sé perfectamente el tipo de fotos y pelis que ven a veces los tíos, o los comentarios soeces que pueden llegar a hacer entre ellos sobre tal o cual "pivón". Mayormente he vivido entre ingenieros toda mi vida (los no-ingenieros tampoco son muy diferentes de todos modos) y puedo asegurar que al final se abstraen, se desinhiben y se olvidan de que eres chica, y empiezan a largar por esa boquita, así que los conozco mejor que su propia madre. Por cierto, he descubierto los casados y con hijos ¡¡son los peores con diferencia!!. Vamos, que estoy bastante curada de espanto sobre la naturaleza del género masculino. Me da la sensación de que muy pocos o ninguno se libran de ciertos "vicios". Pero reconozco que a veces las cosas me superan y entonces mi hemisferio derecho monta en cólera, pese a que en mi persona la racionalidad suele llevar la voz cantante, creo. Hasta en Laponia hará calor alguna vez, digo yo ...
martes, 24 de agosto de 2010
Pertenecer a una secta
"Secta (Del lat. secta).
1. f. Conjunto de seguidores de una parcialidad religiosa o ideológica.
2. f. Doctrina religiosa o ideológica que se diferencia e independiza de otra.
3. f. Conjunto de creyentes en una doctrina particular o de fieles a una religión que el hablante considera falsa." (fuente: RAE)
Me gusta sobre todo la definición número 1: "Conjunto de seguidores", por aquello del seguimiento, y quitando las connotaciones negativas que tiene la palabra habitualmente. Me gusta en mi fantástica "secta" ser seguidora de las penas, las alegrías, los problemas o los acontecimientos felices, y paranoias varias del resto de sus integrantes. Me gusta también tener seguidoras; disponer de y ofrecer asesoría psicológica gratuita on-line, abierta 24 horas al día, o consultoría y análisis de riesgos-beneficios sobre cualquier tipo de asunto. Realmente creo que tenemos muy buenas profesionales. Me gusta mucho que seamos tan diferentes y al mismo tiempo tan parecidas. Me gusta que haya algunas que ejercen de madre, otras de hijas buenas-hijas díscolas, las creativas, las artistas, las sensatas, las cocinillas, las ecologistas, las de humor alternativo ... Cada cual que se acoja a lo que más le guste, tenemos facetas para dar y vender y me encantan todas, eso es lo bueno.
Y la verdad, aunque no vivamos todas en el mismo sitio ni nos veamos mucho, ese sentimiento de pertenencia a algo así de especial es una de las cosas que más me reconforta sobre todo cuando estoy en horas bajas. Y me encanta tener esos mails de puesta al día y repaso de los varios temas pendientes, aunque no siempre haya algo super-importante que contar (bueno, aunque todo lo que contamos es importante, ¿no?). Pues eso, y por si no lo había comentado ya en alguna ocasión, soy muy afortunada de tener una secta en mi vida.
1. f. Conjunto de seguidores de una parcialidad religiosa o ideológica.
2. f. Doctrina religiosa o ideológica que se diferencia e independiza de otra.
3. f. Conjunto de creyentes en una doctrina particular o de fieles a una religión que el hablante considera falsa." (fuente: RAE)
Me gusta sobre todo la definición número 1: "Conjunto de seguidores", por aquello del seguimiento, y quitando las connotaciones negativas que tiene la palabra habitualmente. Me gusta en mi fantástica "secta" ser seguidora de las penas, las alegrías, los problemas o los acontecimientos felices, y paranoias varias del resto de sus integrantes. Me gusta también tener seguidoras; disponer de y ofrecer asesoría psicológica gratuita on-line, abierta 24 horas al día, o consultoría y análisis de riesgos-beneficios sobre cualquier tipo de asunto. Realmente creo que tenemos muy buenas profesionales. Me gusta mucho que seamos tan diferentes y al mismo tiempo tan parecidas. Me gusta que haya algunas que ejercen de madre, otras de hijas buenas-hijas díscolas, las creativas, las artistas, las sensatas, las cocinillas, las ecologistas, las de humor alternativo ... Cada cual que se acoja a lo que más le guste, tenemos facetas para dar y vender y me encantan todas, eso es lo bueno.
Y la verdad, aunque no vivamos todas en el mismo sitio ni nos veamos mucho, ese sentimiento de pertenencia a algo así de especial es una de las cosas que más me reconforta sobre todo cuando estoy en horas bajas. Y me encanta tener esos mails de puesta al día y repaso de los varios temas pendientes, aunque no siempre haya algo super-importante que contar (bueno, aunque todo lo que contamos es importante, ¿no?). Pues eso, y por si no lo había comentado ya en alguna ocasión, soy muy afortunada de tener una secta en mi vida.
viernes, 20 de agosto de 2010
Y otra de leche ...
Pues sí, hoy vuelvo a escribir sobre la leche, otro capítulo más de "La leche y la Tierra". Parece una obsesión, debe de ser porque yo no la pruebo desde que una nutricionista muy buena me dijo que "la leche es un alimento para bebés y para terneros" ... Pues en estas que ayer fui a la herboristería a comprar mi habitual leche de avena, y entablé conversación con la herboristera sobre si cuál o tal leche de avena era mejor o peor, y que si esta no me la recomendaba porque estaba hecha a base de transgénicos, y aquella era más suave de sabor... Al final, no sé muy bien por qué, la conversación derivó en que los tetra brick de leche llevan un numerito debajo que indica cuántas veces ha sido uperisada o pasteurizada ... ¡sí, sí! que cuando caduca, ¡¡la cogen y la vuelven a pasteurizar!! Así matan los bichicos y hala, otra vez a venderse a la tienda y aquí paz y allá gloria. Que lo había leído en una revista. Y lo mejor de todo: la ley permite a los productores repetir este proceso ¡¡hasta 5 veces!!
Yo me quedé pasmada, el asunto me pareció bastante surrealista, aunque si el tema se confirmaba cierto, era como para echarse a temblar, parece de película de terror por lo menos. Mi primer pensamiento fue: "¡Menos mal que no bebo leche!"
Después ya comenzamos a repasar todo el sector agrario-alimenticio: "que si piensas lo que comes, al final no comerías nada" "que si lo de prohibir los toros es una hipocresía, porque al final igual sufre el cerdito que va en el camión al matadero, y en ese plan no comeríamos carne ninguna" "que si los cultivos indiscriminados y lo mal que tratamos a la tierra van a hacer que al final todo lo que comamos sea transgénico y contaminado, y que menudo planeta les estamos dejando a nuestros hijos" En fin, que a la Tierra y a la humanidad en general les quedan dos telediarios, más o menos ...
Con esas cavilaciones me fui a casa. Por suerte, investigando un poco más resulta que se trata de uno de esos hoax que pululan por internet. No sé a qué mentes calenturientas y retorcidas se les ocurrirá divulgar esas historias para no dormir, pero deberían ser perseguidos y castigados como se merecen por provocar ese tipo de alarma en la gente. Esta claro que es muy necesario comprobar cualquier clase de advertencia o historia para no dormir que te cuenten, antes de redistribuirla ...
Estos son los enlaces que he encontrado donde se desmiente el bulo de marras:
Artículo en vsantivirus.com
Explicación en la web de Tetrapak
Vamos, que las vaquitas de momento pueden descansar tranquilas, y la gente puede consumirla tranquilamente, sin examinar el dichoso numerito en la base del tetra brick: lo de la leche reciclada de momento no parece un negocio en auge ...
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viernes, 13 de agosto de 2010
A los bebés les gustan las maracas y la leche en polvo
Hoy intentaré ser breve, por no aburrir y porque ya casi estoy de vacaciones, y la pereza parece estar invadiéndome por completo. Solo dos apuntes: uno curioso que me contaban el otro día, y el segundo que me ha impresionado enormemente. Ambos tratan sobre los bebés y la maternidad.
El primero es un nuevo método muy original entretener a los pequeños y hacer que no lloren: agitar una maraca con garbo a lo Machín y ya de paso poner la cabeza como una zambomba a los pobres sufridores que asistían a tan curiosa escena (a mí me cantaban nanas, me ponían el chupete, o me daban algún juguete, creo recordar). Pero esto es anecdótico, aunque ya te hace pensar que muy normales no somos, no ...
El segundo es más preocupante, es acerca de una noticia reciente sobre intoxicaciones de bebés a causa de leche en polvo procedente de vacas hormonadas, en China. Resulta que a bebés de pocos meses les crecían los pechos (lo más normal del mundo, crecimiento precoz, según dijo algún médico versado en la materia). Pero lo que más me impactó de la noticia fue el comentario de una madre que "había decidido dar el pecho a su hijo para evitar el riesgo de la leche en polvo contaminada". Resulta que ahora dar el pecho puede convertirse en "el mal menor" ¿no debería ser al revés, que la leche artificial fuera un último recurso cuando no hay más remedio? Pues oiga, a mí me gusta pensar que a los gatitos, perritos y demás animalitos su madre les amamanta con ternura y dedicación. A ver si el homo sapiens después de todo va a ser un mamífero de segunda. Ahí queda eso.
El primero es un nuevo método muy original entretener a los pequeños y hacer que no lloren: agitar una maraca con garbo a lo Machín y ya de paso poner la cabeza como una zambomba a los pobres sufridores que asistían a tan curiosa escena (a mí me cantaban nanas, me ponían el chupete, o me daban algún juguete, creo recordar). Pero esto es anecdótico, aunque ya te hace pensar que muy normales no somos, no ...
El segundo es más preocupante, es acerca de una noticia reciente sobre intoxicaciones de bebés a causa de leche en polvo procedente de vacas hormonadas, en China. Resulta que a bebés de pocos meses les crecían los pechos (lo más normal del mundo, crecimiento precoz, según dijo algún médico versado en la materia). Pero lo que más me impactó de la noticia fue el comentario de una madre que "había decidido dar el pecho a su hijo para evitar el riesgo de la leche en polvo contaminada". Resulta que ahora dar el pecho puede convertirse en "el mal menor" ¿no debería ser al revés, que la leche artificial fuera un último recurso cuando no hay más remedio? Pues oiga, a mí me gusta pensar que a los gatitos, perritos y demás animalitos su madre les amamanta con ternura y dedicación. A ver si el homo sapiens después de todo va a ser un mamífero de segunda. Ahí queda eso.
jueves, 5 de agosto de 2010
Sainetes y tacones
Ayer volvía a mi casa por la noche, después de pasar una estupenda velada de terraza, copas y música en directo, cuando me fijé en una pobre chica intentando andar con unos tacones de aguja que claramente le habían declarado la guerra. Ella iba muy bien arreglada, e intentaba parecer muy digna, pero era evidente lo mucho que estaba sufriendo con cada paso. Y me dije: ¿merece la pena pasar por ese tipo de torturas autoimpuestas por el mero hecho de que, supuestamente, una está más guapa, más estilosa, etc.? Durante la noche nos habíamos reído mucho por una metáfora acerca de los sainetes (piezas teatrales tragicómicas), al respecto de lo importante que son las apariencias, el "parecer" muy inteligente, muy capaz, "parecer" indispensable en este gran teatro en que muchas veces se convierte nuestra sociedad.
Pues la chica de los tacones era otra que se había disfrazado para el sainete, presta para salir a escena: hay que "parecer" más guapa, más sexy, etc., aunque sea a costa de sacrificar la comodidad, el disfrutar tranquilamente del paseo, renunciando también a ponerte una ropa y calzado con la que sientas que eres tú misma. No pude dejar de sentir cierta pena, la noche le había pasado factura.
En fin, en este mundo de apariencias a veces pienso que lo más difícil es saber cuándo alguien está en escena o si se ha quitado ya la máscara y el maquillaje, con tanto esfuerzo en sobreactuar que nos rodea. Y claro, muchos de ellos compiten por tener uno de los papeles principales, no quieren ser actores o actrices de reparto, de segunda. Y mucho menos los extras, aunque son igual de importantes, sin extras no hay película de romanos que valga ;).
Conocer de verdad a las personas, su esencia, y si son sinceros en sus actos, sus palabras, su indumentaria, es todo un reto. Otro reto aún más dificil es intentar mantener la autenticidad, la naturalidad, y la honestidad, que tus acciones sean consecuentes con lo que piensas, sientes y dices. Yo al menos lo intento, no sé si lo consigo. Verdaderamente vale la pena, porque entonces quienes se acerquen a ti será por lo que eres, no por el papel que representas. Es mejor que pasar la vida trabajando en un sainete como actriz mediocre.
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sábado, 24 de julio de 2010
Clave de bóveda
El otro día contemplaba las enormes columnas de una iglesia gótica que me encanta por su simplicidad y sobriedad, y al mismo tiempo, lo majestuosa e imponente que es. Pero el nombre de la iglesia no viene al caso ahora mismo. Lo que siempre me ha maravillado de estas obras arquitectónicas es la capacidad del ser humano para levantarlas, sin apenas medios, únicamente la fuerza de sus brazos y el ingenio de los arquitectos de entonces. Parece mentira que todo se sostenga perfectamente en virtud del peso mismo de las enormes piedras, cada una en su sitio, cada una con su tamaño y forma precisos, desconocedoras de su pertenencia a un plan mucho más elevado que el de ser una simple piedra.
Y la piedra más importante, la clave de bóveda, la última que se coloca y sin la cual todo el edificio se vendría abajo irremisiblemente. Mientras no está en su sitio, todas las demás piedras se encuentran inestables, han de ser sujetadas mediante apoyos, o de lo contrario todo podría derrumbarse. Estaba sumida en estos pensamientos y llegué a la conclusión de que las personas nos parecemos muchísimo a las antiguas iglesias y catedrales.
Nos pasamos la vida poniendo una piedra tras otra. Al principio es fácil poner piedras, todavía no hay muchas. La vida es sencilla, somos niños, la llenamos con juegos, estudios y el cariño de nuestra familia y amigos. Después todo se va complicando. Hay que ir levantando las columnas, las paredes y los arcos con gran sacrificio: aprender mucho, conseguir trabajo, progresar en tu carrera, formar una familia. Nos autoimponemos toda esa serie de metas y nos decimos: "¡cuando la catedral esté terminada, todo será maravilloso!" Pero, ¿y si al final, cuando ya la has terminado de construir, no consigues encontrar una clave de bóveda que encaje a la perfección? ¿y si tu diseño, tu plan, no ha dejado hueco para ello? Entonces nos veremos obligados a usar apoyos artificiales durante el resto de nuestra vida... o derrumbar nuestra iglesia, o parte de ella, y volver a empezar...
En el fondo siento cierta envidia por los cristianos creyentes (pero de los creyentes de verdad, no de esos católicos de domingo a las 12:00) porque creo que ellos sí tienen su clave de bóveda que dota de todo el sentido a su proyecto de vida. A los demás no nos quedará más remedio que buscar otras alternativas para que el diseño de nuestro edificio sea también armonioso y no se tambaleé.
Y la piedra más importante, la clave de bóveda, la última que se coloca y sin la cual todo el edificio se vendría abajo irremisiblemente. Mientras no está en su sitio, todas las demás piedras se encuentran inestables, han de ser sujetadas mediante apoyos, o de lo contrario todo podría derrumbarse. Estaba sumida en estos pensamientos y llegué a la conclusión de que las personas nos parecemos muchísimo a las antiguas iglesias y catedrales.
Nos pasamos la vida poniendo una piedra tras otra. Al principio es fácil poner piedras, todavía no hay muchas. La vida es sencilla, somos niños, la llenamos con juegos, estudios y el cariño de nuestra familia y amigos. Después todo se va complicando. Hay que ir levantando las columnas, las paredes y los arcos con gran sacrificio: aprender mucho, conseguir trabajo, progresar en tu carrera, formar una familia. Nos autoimponemos toda esa serie de metas y nos decimos: "¡cuando la catedral esté terminada, todo será maravilloso!" Pero, ¿y si al final, cuando ya la has terminado de construir, no consigues encontrar una clave de bóveda que encaje a la perfección? ¿y si tu diseño, tu plan, no ha dejado hueco para ello? Entonces nos veremos obligados a usar apoyos artificiales durante el resto de nuestra vida... o derrumbar nuestra iglesia, o parte de ella, y volver a empezar...
En el fondo siento cierta envidia por los cristianos creyentes (pero de los creyentes de verdad, no de esos católicos de domingo a las 12:00) porque creo que ellos sí tienen su clave de bóveda que dota de todo el sentido a su proyecto de vida. A los demás no nos quedará más remedio que buscar otras alternativas para que el diseño de nuestro edificio sea también armonioso y no se tambaleé.
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